jueves, noviembre 30, 2023
Colombia

‘Vi cómo los guerrilleros estaban preparándose para un nuevo mundo’

Nota de la Redacción. El 7 de febrero del 2003,  las Farc atentaron contra el club El Nogal, de Bogotá. En el ataque fallecieron 36 personas. Este es uno de los momentos dolorosos de los 52 años de guerra con las Farc, que hoy, cuando se cumple el primer año de la firma de la paz, se conmemora con esperanza. La serie periodística ‘Un año de la paz para no olvidar 52 años de guerra’ honra nueve hitos del conflicto armado.

El 7 de febrero del 2003 Bertha Lucía Fries vivió el horror que dejó el atentado de las Farc en el club El Nogal. Ese día, los colombianos observaron en sus televisores cómo los capitalinos se encontraban de frente con la guerra que durante 52 años golpeó a Colombia y la cual llevó a muchos a gritar con euforia: ¡Queremos paz!… Ese día, decenas de personas -que vivieron en carne propia el ataque, o perdieron a sus seres queridos o los vieron caer heridos- entraron a la larga lista de víctimas del conflicto armado del país.

El hecho dejó 37 personas muertas y 198 heridas. Entre los lesionados estuvo Bertha Lucía, a quien le cayó una pared encima. La mujer cuenta que sufrió fracturas en las vértebras y un diagnóstico de cuadriplejia.

“Me gradué de infierno 1, 2 y 3. Soy máster en infierno. Tengo Ph.D., doctoral y posdoctoral de infierno… Porque estar en incapacidad ocho años, ver a mi marido, profesor de Harvard, dejando de trabajar para atenderme, y a mi hijo, mejor bachiller, sin estudio, me hizo sentir lo peor que uno puede sentir”. Confiesa que durante mucho tiempo fue inevitable sentir odio, un sentimiento que llegó acompañado de preguntas como: ¿por qué a mí?, si no he sido mala, ¿por qué me pasó esto?

 

Tras recuperarse, Bertha Lucía empezó a oír a las otras víctimas, quienes hablaban sobre la soledad que ella había experimentado. Luego sintió curiosidad por un encuentro con reinsertados, sobre ellos quería saber por qué se iban a la guerra. Ambos eventos trascendieron a su dolor y así su rabia se transformó en un deseo imparable de trabajar por la reconciliación.

“A los exguerrilleros les hice una pregunta atinada: ¿qué le dirían a una víctima? (…) Cambió mi perspectiva. Me dijeron que le pedirían perdón y le solicitarían que escuchara sus historias”, relata.

Para ella, cada 7 de febrero es una oportunidad de elevar un canto a la vida. Incluso, de forma anecdótica, dice que en el 2018 ella será como quinceañera, pues se cumplirán 15 años del atentado.

“Para algunos, (la conmemoración) es un tiempo de recogimiento, de encontrarnos, de abrazarnos y de decir: ‘Aquí estamos los que vivimos esos momentos angustiosos que nos enlutaron para siempre’. Para otros, es triste y no hay motivos para conmemorar. Las dos cosas son respetables”, sostiene.

Bertha Lucía habla pausado, como si pensara con cuidado cada una de sus palabras. Se ha tomado en serio su incansable labor por aclarar lo que pasó aquella noche.

Abrazos de reconciliación

La agenda de la paz, como se le podría llamar, ha permitido que se den hechos históricos para las víctimas de esta tragedia.

Tras el plebiscito por la paz, que se realizó el 2 de octubre del 2016, las Farc invitaron a la sociedad civil a apoyar con sus ideas los acuerdos. Bertha Lucía fue de las personas que integró ese grupo.

“Puse una condición para ir a La Habana y fue: ‘Señores Farc, voy siempre y cuando a mí me digan la verdad y pidan perdón. Si no, no voy’ (…) Ellos aceptaron que fuera con esa condición”, recuerda.

Viajó el primero de noviembre para encontrarse con ‘Pastor Alape’, ‘Victoria Sandino’ y Rodrigo Londoño (‘Timochenko’) e ‘Iván Márquez’. “Estuve seis horas con él (‘Márquez’). Tuve un encuentro muy humano para entender con quién estábamos negociando y hacer preguntas”, cuenta.

Fue a partir de ese primer cara a cara con sus victimarios, donde se revelaron algunas verdades, que empezaron los cambios -los cuales Bertha Lucía espera que se sigan dando para estar más cerca de la justicia, la verdad y la reparación-.

Uno de los logros fue la reunión del pasado 28 de marzo, en la que se firmó un acuerdo de siete puntos. En dicho acuerdo, el grupo hoy desarmado adquirió compromisos como asistir a un acto de perdón público y comparecer ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).

Días más tarde, el 2 de abril y 20 de mayo, se llevaron a cabo dos encuentros entre víctimas de El Nogal y miembros del Secretariado de las Farc. Allí, en compañía del padre Francisco de Roux, ambas partes reflexionaron -y varios de los asistentes expresaron su dolor al grupo guerrillero-.

ELTIEMPO