La semana pasada, los partidos políticos destaparon sus cartas al Congreso y dejaron ver lo que será su línea estratégica para 2018.
Como hecho llamativo, prácticamente todas las colectividades inscribieron listas abiertas al Congreso, incluido el Centro Democrático (CD).
En el caso del CD, si bien el temor es que se pueda disminuir la bancada del CD, también hay quienes creen que al llevar lista abierta puede aumentar su representación en el Congreso, pues al caudal electoral que ya tiene el expresidente Uribe se sumarían los votos que logren obtener los demás candidatos de la lista.
Por los lados de Cambio Radical, una de las cartas claves es Claudia Rodríguez de Castellanos, pastora de la iglesia Misión Carismática Internacional, quien mueve un importante número de votos en este sector religioso.
El partido de ‘la U’, que lideró las últimas tres elecciones presidenciales (2006, 2010 y 2014), se quedó de manera definitiva sin candidato propio para 2018 y le apuesta a lograr una elevada representación parlamentaria.
La bandera de ‘la U’ será la defensa del proceso de paz, la inclusión de las víctimas y la reconciliación. Prueba de ello es que la lista al Senado la encabeza Roy Barreras, quien hizo parte de los diálogos de La Habana, y la plancha de Cámara la lidera Gina Potes, quien representa a las víctimas de ataques con ácido.
En el Partido Liberal, la colectividad decidió “renovar sus liderazgos” y apostarle al voto regional, en el que aún se mantiene el fervor por el ‘trapo rojo’. Por los lados conservadores, la apuesta fue mantener en los primeros puestos de la lista a Senado a caras conocidas como Efraín Cepeda, David Barguil y Miguel Gómez Martínez, quien viene de ‘la U’.
Mientras la apuesta de los grandes partidos es aumentar el número de curules en el Legislativo, otras colectividades como el Polo y la Alianza Verde se la jugarán por superar el umbral para mantener su personería jurídica.
ELTIEMPO