Si Juan Camilo Restrepo era un negociador de alto nivel, con la designación de Gustavo Bell como su reemplazo en la mesa de diálogos con el Eln llega uno más alto. Así lo consideran analistas consultados por EL COLOMBIANO que ven en su perfil, la persona ideal para llegar al cargo.
Bell fue vicepresidente de la República en el Gobierno de Andrés Pastrana y a la vez ministro de Defensa, así que conoció muy de cerca la negociación de paz en El Caguán y los inicios del Plan Colombia.
Siendo embajador de Colombia en Cuba tuvo una posición privilegiada en los diálogos entre el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las Farc, en La Habana. Allí ayudó a abrir las puertas de la isla que sirvió de anfitriona durante los cinco años de la negociación, y su papel diplomático sirvió para destrabar la negociación en algunas ocasiones.
Aunque en los noventa fue un político activo, al dejar la vicepresidencia se dedicó a la academia y al periodismo, por lo que ahora parece un hombre alejado de los intereses electorales, explicó León Valencia, director de la Fundación Paz y Reconciliación, cosa que valora, ya que en un momento de alta polarización no genera mayores críticas: “seguramente es un nombre bien recibido en el Centro Democrático y en el ala extrema de los conservadores”.
El imperativo que lo movió para aceptar la invitación del presidente Santos fue trabajar por la paz: “la dinámica de reconciliación que hoy se vive en gran parte de los campos de Colombia, donde antes se padecía el conflicto con las Farc. Por esa Colombia que quiere y hace la paz, nadie de buena voluntad puede eludir el imperativo ético de trabajar por ella”, dijo Bell en un comunicado.
De acuerdo con Luis Fernando Trejos, director de Departamento de Ciencia Política de la Universidad del Norte, el exvicepresidente es “una persona discreta, poco mediática, lo que favorece su rol como jefe del equipo negociador”.
Víctor de Currea-Lugo, analista de conflicto, aseguró que este nombramiento manda un mensaje de respeto al Eln, es decirle a esa insurgencia que el Gobierno sí está tomando en serio la negociación.
Sin embargo, Bell no es solo una figura ganadora, indicó De Currea-Lugo, quien estableció la comparación con la mesa de diálogos en La Habana: “Gustavo Bell es el Humberto de la Calle de esta negociación, pero necesita un Sergio Jaramillo, que sea técnico para tener más éxito”.
Consolidar un equipo
Fuentes cercanas al proceso de paz dijeron que la mayoría de los negociadores serán ratificados. Vale recordar que todos renunciaron protocolariamente después de que Restrepo anunciara su salida de la delegación, Juan Sebastián Betancur y el general (r) Eduardo Herrera Berbel renunciaron de manera irrevocable. Se espera que en las próximas horas el presidente Santos confirme si tendrán reemplazo y cuáles serán las movidas de su lado de la mesa.
Para De Currea-Lugo, es necesaria una estrategia general de negociación y una fórmula que garantice la continuidad del cese el fuego y el avance de las negociaciones. De ahí que extrañe la falta de asesores técnicos en Quito.
Al Gobierno varios estudiosos le han recomendado fortalecer el equipo de manera que se pueda avanzar en indicadores y metodologías, aspectos que no avanzan en manos de políticos o diplomáticos, sino de técnicos con saberes específicos.
Además, Bell tendrá que lidiar con las dificultades que tuvo su predecesor, especialmente la mesa paralela que se instaló en Quito, de la que hacen parte el exministro Álvaro Leyva y el senador Iván Cepeda, que con el ánimo de negociar puntos importantes, terminaron deteriorando la credibilidad en la delegación oficial.
El momento del cambio
El relevo de Restrepo se da en un momento complicado en las negociaciones, justo cuando el Gobierno y el Eln tienen que decidir si mantienen o no el cese el fuego bilateral que vence el 9 de enero de 2018.
El Eln reclama que el mecanismo de veeduría, coordinado por la Misión de la ONU en Colombia, no considerara la masacre de Tumaco como una violación del cese el fuego por parte de esta organización.
El presidente Santos, en cambio, dijo que estos hechos y el de dos líderes sociales asesinados no se dieron en el contexto del cese el fuego, por lo que no deben ser motivo de revisión del mecanismo.
“Esperamos que el 9 de enero no se rompa el cese al fuego. Iniciaremos una nueva fase que espero sea más solida que la anterior que ha dejado temas positivos”, dijo el mandatario.
Así que mantener el cese y que se cumpla, sería entonces la primer tarea de Gustavo Bell. Si supera ese primer obstáculo deberá llevar las negociaciones a un punto de no retorno, estima Valencia, para que el próximo gobernante, sea quien sea, no tenga más remedio que continuar en ese diálogo de paz.
ELCOLOMBIANO