El primer ministro libanés, Saad Hariri, ha anunciado este sábado por sorpresa y desde Arabia Saudí su dimisión aludiendo al clima político que vive el país. Tras arremeter contra las armas del partido-milicia chií Hezbolá y contra Irán, ha afirmado temer por su vida. “Anuncio mi dimisión del puesto de primer ministro”, ha declarado Hariri en un discurso retransmitido por la cadena de noticias Al Arabiya. Lo ha hecho durante su segunda visita a Arabia Saudí en menos de cinco días.
“Cuando ocupé mi cargo, os prometí que perseguiría la unión de los libaneses, el fin de las divisiones políticas, pero no he sido capaz de hacerlo”, ha dicho Hariri quien responsabiliza a Irán de frustrar todos sus esfuerzos. “Sus interferencias [por Irán] nos han causado graves problemas con nuestros vecinos árabes y han impuesto una realidad por la fuerza de las armas”, ha acotado. Pero ha asegurado que Líbano “se levantará, como lo ha hecho en el pasado” y “cortará las manos que se extienden malvadamente” dentro del país.
“El Presidente [por el ex General Michel Aoun] ha recibido una llamada de Hariri informándole de su dimisión”, es el mensaje que ha publicado el Gobierno Libanés en su cuenta oficial de Twitter, para añadir que Aoun espera el retorno de Hariri para conocer las causas de su decisión. “Haremos público un comunicado oficial en breve”, ha asegurado por su parte en una conversación telefónica Roula Beidun, portavoz del Partido El Futuro que lidera Hariri. “No es el momento para dimisiones, esto va a tener serias repercusiones sobre la economía libanesa y el Líbano”, han sido las palabras de Walid Jumblat, líder del Partido Socialista Progresista, recogidas por el diario libanés L’Orient Le Jour.
La renuncia del primer ministro ha caído como un jarro de agua fría sobre los ciudadanos libaneses quienes temen que este inesperado anuncio abra otra nueva fase de enfrenamientos entre los dos principales bloques políticos que se disputan el poder. “El clima político en Líbano se parece al que acabó desembocando en el asesinato de mi padre”, ha afirmado Hariri aludiendo a la inestabilidad política que desencadenó en 2005 el asesinato con coche bomba que acabó con la vida de su padre y ex primer ministro, Rafik Hariri.
Las protestas sociales masivas que siguieron al magnicidio forzaron la retirada de las tropas sirias tras 29 años en el Líbano. “He detectado una conspiración para acabar con mi vida”, ha añadido Hariri. Y no es la primera vez que dice temer por su seguridad física. Ya en 2005 optó por un largo auto exilio fijando su residencia entre París y Riad.
Fue la sangrienta ola de atentados yihadistas que protagonizó el país en 2015 la que forzó a negociar bajo mesa a Teherán y Riad con el fin de preservar la estabilidad interna del Líbano. Un acuerdo que en puso fin a más de dos años y medio de vacío político por falta de quorum y que permitió el regreso de Hariri al ámbito político en tanto que primer ministro. Ahora, con el Estado Islámico (ISIS, por sus siglas e inglés) a punto de ser derrotado en Siria en Irak, el entendimiento entre Riad y Teherán parece llegar también a su fin.
“La dimisión de Hariri responde claramente a la política regional y no a las dinámicas internas del Líbano”, valora en una conversación telefónica Karim Makdisi, profesor de la Universidad Americana de Beirut. “Se trata de un claro mensaje de presión hacia el Gobierno libanés para que se distancie de Hezbolá y de Irán, hoy reforzados en la región, en línea con el recrudecido discurso que están adoptando tanto EEUU como Israel”, apostilla.
Quién sucederá a Hariri es la primera de las incertidumbres que ha abierto esta inesperada renuncia incluso para el bloque político suní libanés, huérfano de líder desde el asesinato de Rafik Hariri. Este revés también pone en entredicho la celebración de los comicios parlamentarios previstos para el próximo mes de mayo, los primeros en nueve años.
En las calles de Beirut, numerosos ciudadanos se muestran indignados por el hecho de que su primer ministro haya optado por anunciar su dimisión desde el extranjero y no ante el Parlamento libanés. Decisión que interpretan como un claro mensaje de no retorno. Precisamente hoy, Hariri cumplía un año en su cargo.
ELPAIS